Nuevas sensaciones.

Hoy he decidido ser feliz.

Mucho.

Este verano me voy a olvidar de todo. De todo en Liverpool. De todo en Toledo. De todo en la playa. Y eso sí, de todo en Cádiz, porque con la gente de Cádiz, se olvida todo. Ellos solo saben pasar buenos ratos.

Pienso olvidarme del amor que siento. Pienso olvidarme de los malos momentos de este año en el instituto. Pienso pensar que el amor solo está en el corazón. Que para el amor solo existe la felicidad, y lo achuchables que pueden llegar a ser algunas personas. Y, evidentemente, la agonía que se siente cuando ves un chico muy guapo y sientes el flechazo. Pienso volver con una lista de chicos desconocidos más larga que la biblia.

Pero no es una agonía cualquiera. Es ese tipo de agonía que te gusta sentir. Ese tipo de agonía que desprende amor. Y calor. Es, como diría una amiga mía, como esa persona que es tan fea, que tiene un feo raro. Y te parece guapo. Porque en realidad las personas feas no existen. Solo existen las perspectivas y las distintas formas de ver las cosas.

Intentaré descargar la felicidad en mi sonrisa.

Intentaré buscar, mirar, o hacer aparecer el brillo en la mirada de las personas.

Intentaré descargar mi incansable y/o inacabable felicidad en todos los corazones. Seas como seas. Te conozca o no. Te lo merezcas o no. Todos merecemos muchas oportunidades.

Desearé con todas mis fuerzas tener siempre una sonrisa y un brillo en la mirada.

Haré que su excepcional brillo no huya. Que se quede en él para siempre. Para poder ser feliz yo también.